Rafael del Barco Carreras
Barcelona 11-04-2012. Como digo, el libro y en concreto
estos capítulos se completan, tras seis o siete años de escritos, con mis
artículos sobre los juicios a los que asistí condenando a varios de los
principales personajes. Y toman dimensión por la vuelta al Poder del pujolismo…
Una anécdota la actual condena en Palma de Mallorca de
Antonio Alemany “jefe de prensa” del ex presidente balear Jaume Matas, y a
finales de los 70 director en Barcelona
del Diario de Barcelona. La Prensa, siempre presente.
Cap. 9 Citaciones judiciales.
No ha lugar. Oriol Malló. Félix
Martínez. Declaraciones cargos
Consorcio,
Casanova, Santos, Pla. Talones
en blanco. Diario de
Barcelona.
Los socialistas y Javier.
PRIMERA PARTE
Consorcio de la Zona Franca
Piqué Advocats Associats
1975-1984
9
La felicidad duró poco. La prensa, añadida a las citaciones del 13-2-80, 25-2-80, 15-3-80 o la del 30-4-80, inició un ataque personal. En principio, “no ha lugar a la práctica de las diligencias pedidas en los reiterados escritos del querellado Sr. Del Barco Carreras, no procesado hasta el presente, habida cuenta de su posición procesal así como de la presencia en el sumario de las partes perjudicadas y acusación pública”. Con procesamiento o no, no daban lugar a saber por donde desapareció tanto dinero, y la negativa se repitió ya procesado y encarcelado. La rapidez consiguiendo las cuentas del Banco de Santander de Bruna, las de Antonio del Urquijo, y los movimientos de mis cuentas y las de Serena, no se correspondió con las del Banco Garriga Nogués, por donde pasaron miles de millones, el grueso del Consorcio.
De los veinte tomos de documentación aportados por la acusación, y estudiada en el Bufete de Pascual Estevill, tardes de soledad apuntando a mi abogado y su único socio o ayudante Eduardo Soler Fisas, se confirmó mi absoluta seguridad sobre la barbaridad de valoraciones y la absurda teoría del pago de los seiscientos millones para ocultar las irregularidades una vez vendidos los terrenos “inexistentes”. Las irregularidades eran totales y abarcando los diez mil millones. Me agradaron los escritos de mi nuevo abogado, campechanos, sin engolamientos, concisos, y me disgustó el “no ha lugar”. Un “no ha lugar” afianzando mis sospechas, nadie quería investigar. El instructor Miranda de Dios, dirigido en una sola dirección, citaba a directivos del Consorcio y a gente de nuestro entorno. Mi socio Parés, el secretario de Bruna, los cuñados de Serena, o vueltas sobre el Santander, la cuenta de Bruna, y el Urquijo con la de Antonio. Por fin el día 8-4-80 oficiaba al Banco Garriga Nogués, cuentas nunca aparecidas, y citaba al Delegado de Hacienda.
Por lo visto a nadie le llamaba la atención que a Francisca Gambús Ramón se le pagaran el día 17.11.75 23.384.706.30, el 16.2.76 68.058.082,85, el 26.1.77 98.027.274,47, el 2.5.77 98.027.274,47, 3.11.77 25.000.000 y el 18.5.78 73.027.274.47, hasta los 387.524.612.63... y varios sumando los 2.585.189.130,63, o los talones sobre esta cantidad de antes de los mil millones de Bruna en el Santander, la mayoría del Banco Garriga. Y ni mentar otros dos mil quinientos millones de los edificios, que contemplándolos en la Zona Franca, un lego en construcción se percataría del engaño. Unas simples estructuras de hormigón, y un bloque a medias donde trabajaban los doscientos setenta empleados, que comparando a mis promociones inmobiliarias no excederían los doscientos cincuenta millones. ¿Cómo se podía ocultar diez mil millones con el pago de seiscientos?. Y se ocultaban, no cabía duda, y ¡que aparecieran los culpables!. Calculé ante los edificios el coste por metro cuadrado consultando revistas especializadas. A simple vista las cifras ofendían. Y visité a quien decían vendedores reales con contratos tan falsos como los irreales. Aún poseo direcciones y teléfonos por si alguien veinticinco años después quisiera consultar. Desde el principio nadie se adhirió a las pruebas pedidas por Pascual Estevill, solicitadas de nuevo cuando, acusado, mi situación legal me otorgaba pedirlas.
Pasados veinte años Pascual afirmaba en la autobiografía dictada al ahora celebre periodista Oriol Malló, que el ataque le costó la absoluta enemistad, con hasta vacío social, tanto de Javier de la Rosa como Piqué Vidal. Desde entonces años y años de negocios y profunda colaboración, silenciosa, soterrada, impune, hasta que la ambición y “creerse dioses” les desborda. Y en la biografía el “Club de los Mentirosos”, definición del periodista de El Mundo, Félix Martínez, sobre el “grupo” Piqué, Pascual y De la Rosa, la mejor sobre el célebre ya ex juez, aún me situaba en orgías con Antonio, o que yo diez años después en una entrevista en Cambio 16 acuse a padre e hijo del desfalco del Consorcio. Así se escribe la historia, lo que contra mí despertará una persecución fatal los próximos veinticinco años, para el periodista se convertía en el simple chivatazo de un ex colaborador pasados diez años.
Aparecieron ante el juez instructor, Carlos Güell de Senmenat, nuevo delegado del Estado el 18-2-80, Udina Martorell, el día 19, sustituido por Bruna el año 77, y Eudaldo Pla Cid, interventor del Consorcio el 21. Declaró Tintoré Cazurro, jefe de la Asesoría Jurídica del Consorcio el 7 de Marzo de 1980, treinta años con De la Rosa, y me pregunta en el Juicio si no me extrañaba el capital de Antonio, empleado del Estado con unas trescientas mil pesetas de sueldo al mes. También declararon, Vicente Santos González, Depositario Consorcio, y Fernando Casanova Sanguino, Secretario, con quien dilucidé el contrato de los terrenos. Una incógnita que ante la disparatada contabilidad y control de sus cometidos salieran sin rasguño. Mi contrato, entonces, la raíz de toda la estafa, y en la sentencia ni se argumenta. Ocho meses por falsificación en documento privado. Y otro de mis temores pasados los años, la sustitución del contrato por otro con la relación de los datos registrales cambiados.
El anterior Delegado del Estado, la pieza principal, el Excelentísimo Don Santiago Udina Martorell, tras declarar la segunda vez el 12-3-80 no será molestado. ¡Cuidado!, Procurador en Cortes designado por Franco, Gran Cruz del Mérito Civil y de San Silvestre, Cruz Distinguida de Primera Clase de San Raimundo de Peñaflor, Medalla de Plata de la Ciudad de Barcelona, y más cargos franquistas relacionados con esta historia. Olvidados los talones firmados a titulares falsos. Y ni hablar de interrogar a Francisca Esteve Triadó, Francisca Gambús Ramón, José M.Corominas Pastagás, Pedro Cerdá Cadafalch, y una docena de los llamados terrenos reales, y ni menos a la constructora Agromán SA del Grupo Banesto, o Copisa SA del grupo FECSA Banco Central, constructora de los almacenes multiplicados por diez, y ni siquiera profundizar con Viudes, constructor del yate vendido dos veces. O lo grave, insistir con las cuentas del Banco Garriga Nogués, no solo sin aparecer sino contestando el Banco no hallarse en sus archivos. Escrito que no inquietó a nadie, ni nadie recurrió.
Ni siquiera interesaban talones pagados por contratos falsos antes de tomar posesión Bruna. Finca adquirida a Vicente Pedro Puig, contrato privado del 27.1.1977 librándose talones nominativos por 44.918.607,37 pesetas, según la sentencia ingresados en la Banca Garriga Nogués, y varias decenas más, José Puig Pedroal, 1975 con varios pagos hasta el 77, 23.288.347.47, Pedro Tinto Amell, 1975, 72.704.793,98, Luis Belto Niot, 1975, 69.479.770.82... titulares falsos. Una burla la repetición de nombres (Pedro) y absurdos apellidos. Listados compras y talones en papel pautado del ordenador del Consorcio. Ninguna pregunta a quienes habían cobrado casi diez mil millones. Ni menos porqué se pagaron a la CAIXA en negro 600 millones. Un Ente público el Consorcio, pagando a otro de naturaleza pública 600 millones en negro por la concesión de un crédito de 5.000 millones. ¿¿??.
La explicación podría encontrarse en una historia de la CAIXA donde leeríamos que el delegado del Estado anterior a Bruna, Santiago Udina Martorell, era consejero de la Caixa en 1973, y consejero secretario entre 14-5-76 al 9-11-78, época de la concesión del crédito y cobro del extratipo en negro. Se ha de puntualizar que Joseph Vilarasau tomará posesión como Director General de la CAIXA, de manos del presidente Narcís de Carreras el día 10-3-76, proveniente de una Dirección General franquista, un funcionario al estilo del todopoderoso Luño Peña, y que venía apadrinado desde Madrid por Santiago Udina y Claudio Boada. Se ha de advertir que al poco, según el secretario Piñol, eran fluidas unas especiales relaciones de Vilarasau con Piqué Vidal (de sumisión y respeto). ¿Qué otros servicios más que su capacidad de extorsión y soborno podía demandarle el todopoderoso Director General?. Y no me cuenten en la actualidad que la CAIXA nunca cobraría en negro porque echando mano de mis archivos y sociedades encontraré los números de talones pagados antes de firmarse las escrituras de las hipotecas. Se cobraban por un empleado presente en el despacho de la Caja de Vía Layetana donde se firmaba ante notario, y se procedía a la lectura y firma de la escritura. Los promotores de entonces saben de esta mecánica, y alguno la denunciará inútilmente. La muy decente estructura interna repercutía a los empleados, por ignorados cálculos, parte de las enormes cifras del dinero negro circulante. Unos empleados, envidiados por los de banca, con sueldos y extras muy superiores, que jamás presentaron el mínimo problema sindical ni de ningún género, o nunca nadie los supo. Hermetismo con total endogamia. Varios de mis condiscípulos del Instituto Bancario se presentarían a las convocatorias de ingreso con resultado negativo. Muy legal, se montaban exámenes, como del disfrute de sus muchas “obras sociales”. Todo controlado.
Tampoco se interesaron del porqué y a cargo de quien se hallaban los talones firmados en blanco, que según el El País de fecha 15-5-80, encontrados en el Consorcio. Ninguna citación y preguntas a los hijos de Antonio. Los De la Rosa, tabú, intocables, innombrables. Total, declararon los acusadores, todos afectados por acción u omisión, la mayoría de la cuerda de los De la Rosa, o los nuevos cargos ya en connivencias con Javier, ninguno de los que clarificarían la salida del dinero y a donde, y que asustados nos señalarán. Indagar en porteros, chóferes, prostitutas, y empleados, redondean las teorías a imponer. En las declaraciones del chófer de Madrid (me pregunto para que quería el Consorcio un chófer en Madrid, donde al parecer no tenía ni oficina), principal fuente de nuestra inventada perversión, se olvidó que Carlos de la Rosa Martí, hijo de Antonio, tenía su apartamento al lado del de su padre, habitual en las visitas a la capital, y seguro más conocedor de la noche madrileña que de los temas de “Exteriores” que decían opositar. ¿Amenazarían al chófer con un despido si no se aprendía la lección?.
El 27 de marzo se dictó orden de prisión a Bruna de Quijano, y el Diario de Barcelona con fecha 7-5-80 se extendía con certera puntería en un central a doble página firmado por Ángel Pérez Jiménez. Subtítulo en negrita. “Ni el hecho de que José Luis Bruna de Quijano haya ido a dar con sus huesos en la cárcel Modelo –donde por cierto vive como un Pachá- ni la orden de busca y captura que existe contra Antonio de la Rosa, quien puso pies en polvorosa en cuanto supo que le quedaba poco tiempo de andar suelto por la vida, ni los litros de tinta impresa que se han utilizado hasta ahora para contar a los barceloneses el turbio asunto del Consorcio de la Zona Franca, han arrojado luz sobre el tema. Si acaso una lucecita nada más. Porque en la monumental estafa dada a conocer a principios de año hay un “vacío” de ocho mil millones de pesetas. Ocho mil millones que nadie sabe donde están ni para que han servido, pero que una vez salieron de las arcas del Consorcio de la Zona Franca, que se nutren en parte del dinero del Ayuntamiento. De un Ayuntamiento que se nutre a la vez del bolsillo de los ciudadanos. O sea que, todos los que religiosamente pagamos nuestros impuestos municipales, hemos sido estafados como chinos y hasta ahora nadie ha explicado cómo, cuándo y por quién. Porque Bruna y De la Rosa han sido empapelados por 1.200 millones de pesetas. Pero del Consorcio han volado 10.000 millones. ¿Qué pasa con el resto?”. Más claro el agua, y no era la única publicación en preguntárselo, pero ya en esa fecha Consorcio, Ayuntamiento, Juzgado, y por lo tanto la Fiscalía, el Estado, no mostraban ni curiosidad alguna en profundizar mas allá de los “terrenos inexistentes”. Y destacándose en recuadro a media página, “De los diez mil millones esfumados solo se investiga la desaparición de 1.200 millones. Se especula con la posibilidad de que haya más personas incluidas en el affaire”. ¡No era yo el único que pedía investigar!.
Por entonces aun mi ingenuidad me hacía creer que los acusadores se sumarían a mis interrogantes, aun fuera para intentar cobrar a quienes poseyeran tan disparatadas cifras. Mentalidad empresarial. ¡Que equivocado!. Contestaron que su interés se centraba en esos terrenos inexistentes y mi contrato, y disparando por alzada, mi posible profunda intervención en todo el planteamiento. Lo del “cerebro” del atestado policial. El argumento de la acusación, sobre mi pretensión de magnificar el proceso para salirme de rositas, se modificó por intentar una libertad con fianza. Los profesionales, cual horóscopo, fabrican la frase ajustada a su podrida voluntad.
La respuesta de la oposición a investigar por parte de los acusadores, Narcis Serra y los socialistas, en sintonía con los De la Rosa y la entrega del Juez Instructor Miranda de Dios, la encontraría décadas después, leyendo el periódico. La actual Ministra de la Vivienda Magdalena Álvarez, en su anterior cargo Consejera de la Hacienda Andaluza, y antes jefa de un departamento de Hacienda en Madrid, por una de sus tantas luchas contra oponentes habló de los miles de millones impagados en las cajas andaluzas, provenientes de avales del Banco Garriga Nogués a Tierras de Almería SA y filiales, para comprar la prensa del Movimiento en Andalucía. Se publicaría que Antonio Ubach y Ricardo García Clemente entregaron de parte de “Don Javier” un talón de 60 millones al senador socialista José Batlés para comprar el periódico La Voz de Almería. El problema no radicaba en el piso (Miranda de Dios vivía en un piso de Piqué Vidal) del beato juez instructor del Opus, también numerarios familiares de Piqué Vidal, sino profundas conversaciones socialistas con Javier de la Rosa antes de iniciarse la querella. Los socialistas se aferraban a la teta del Banco Garriga, o del Banesto, y no molestarían por las intrigas del tal Del Barco. Ayuntamiento y Consorcio se contentarían con embargar a Bruna, del Barco, Serena, dos pisos a nombre del fugado Antonio de la Rosa, y sus acciones de Astilleros de Mallorca SA. “El chuculata del lloru”. Al igual Sala, el de FILESA, chantaje sin sutilezas, pasó por el despacho de Javier, un elemento encontrado veinticinco años después aleccionando a las jóvenes promociones del Partido Socialista, y librado con unos días de su condena de varios años. Tercer Grado. Y completando la idea del chantaje, entra en escena Carles Ponsa, socio de Sala en Time Export, que para documentarse contra Javier lo nombran delegado en el Consorcio de la Zona Franca. Y de oca a oca, Pascual Estevill se asociaría con el Delegado de Hacienda José M. Huguet Torremadé a quien la actual Ministra facilitó una salida digna... futuro. El presente de los socialistas con Javier, se ampliaba con los de UCD de Carlos Güell de Senmenat, nombrado por el Gobierno Suárez nuevo Delegado del Estado, que cuando quiebre el Banco Garriga en el 85 se mostrarán con un saldo deudor contra el Noticiero Universal SA, plataforma de UCD en Barcelona, donde actuaba Pascual de letrado, de dos mil millones de pesetas. El próximo futuro.
En apariencia no podía quejarme de mi bien pagado abogado, los pocos meses en que frecuenté su bufete con nula presencia de clientes, aspecto que me llamó la atención, una secretaria y Eduardo Soler Fisas, mis insinuaciones se convertían en escrito, y nada indicaba favoritismo a otras partes. De saber que el instructor Miranda de Dios, hombre piadoso, meapilas, decía Pascual, hasta la exageración opusina, fuera inquilino de Piqué Vidal en una vivienda en la calle Enrique Granados a un precio de verdadero favor, me lo hubiera dicho, y hubiera recusado al juez, un suponer. ¿Lo sabía?, puede que no. Ahora aseguraría el sí. El núcleo profesional se entera pronto de lo que le interesa, reorientando sus políticas. Y otra sorpresa, Pascual se meneaba bien entre eclesiásticos.
Pasados los años, si no sospechoso en los escritos, mi abogado lo fue el día antes de mi detención el 1 de julio de 1980, celebrando en el Casino de San Pere de Ribes mi supuesta victoria. De ganar habría ganado una guerra ficticia creada artificialmente. Si yo hubiera conocido la vinculación de Javier de la Rosa, financiero en el inicio de Casinos, y de Piqué Vidal, secretario del Consejo de Administración de la Sociedad Casinos de Cataluña SA, propiedad de Arturo Suqué, aquella insólita firma en una cuenta con entrega de fichas, ilegal el crédito según la Ley del Juego, me hubiera sorprendido. Pascual era un ludópata empedernido, y su relación con mis ya enemigos, evidente, menos para mí. Me admiraba lo descubierto e intuido, y mis sorpresas aún pasados veinticinco años no han terminado. Y personajes actores entonces aun siguen en la cresta de la ola generada. Los millones del Consorcio, multiplicador del Banco Garriga, que a la vez atrajo a los de KIO, se esparcieron por quien tuviera el mínimo Poder ante De la Rosa y sus operaciones, y a muchos les permitió afianzarse en sus cargos y economía particular, dedicándose el noble arte de la política escalando alturas, que cerrando el círculo, blindaron al funesto personaje. Es hoy, 2005, y a Joseph Piqué, presidente del PP en Cataluña, empleado del genio, Artur Mas, empleado en Tipel, otra quiebra de Luis Prenafeta, de Convergencia y Unió, no digamos Pujol, Narcis Serra, Samarach o Vilarasau, La CAIXA toda, o al propio presidente de la Audiencia de Barcelona, José Luis Barrera Cogollos, o a Pascual Maragall, les pica el cuerpo saber de De la Rosa paseando por la ciudad con teléfono en ristre, desenterrando recuerdos.
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