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23 enero 2010

XXXII. JUICIO A LA CORRUPCIÓN EN LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA.

Testigos, el chófer y la secretaria de JUAN JOSÉ FOLCHI BONAFONTE, abogado del Estado y ex consellé de la Generalitat.

Rafael del Barco Carreras

Sesión 21-01-10. Sobre el desaparecido Aguiar (comentario de ayer) es interesante lo reconocido en el caso Pincinco, KIO contra el clan De la Rosa, al parecer antes de desaparecer, sentencia del 23-6-2006 de la Audiencia Nacional adjunta a este escrito:
“13. ERNESTO AGUIAR BORRAS, Director General de Coordinación de Haciendas Territoriales hasta octubre de 1990, ha reconocido haber recibido en su cuenta en el banco Paribas en Suiza la cantidad total de 235 millones de pesetas, en varias transferencias, pero ha pretendido que la causa no es el abono de ningún asesoramiento, sino que él entregó antes esa cantidad en metálico en España a JUAN JOSE FOLCHI, junto con otro tanto de HUGUET, para aquél se la depositase en Suiza. Sobre la procedencia de esos fondos se limita a decir que 70 millones eran de un familiar, y 165 millones procedían de inversiones en bolsa, que no concreta. Después de afirmar que 235 millones fue la cantidad que entregó en metálico, acaba manifestando que eso fue lo que él recibió en Suiza pero que entregó eso más el 5 % como honorarios”. Sin comentarios.

Y tras anunciar la ausencia, se inicia la sesión con el testigo, Luis Miguel Roura, jefe de multas en Hacienda, propuesto por el acusado inspector Alvaro Pernas. Auxiliar de inspecciones a sus órdenes. “Hacíamos comprobaciones formales”. Había acudido a casa de John Rosillo, DIAGONAL MAR, que varias veces se mostró amenazante contra el inspector, decía que era un “hijo de puta”. Rápida comparecencia sin interés para nadie.
Pero el plácido ambiente de la sala subiría de tono. Justificada la presencia del abogado titular de Juan José Folchi y Francesc Jufresa por Javier de la Rosa. A recordar que De la Rosa declaró a la prensa al iniciarse el Juicio que toda la culpa la tenía Folchi, que él actuó por sus consejos, y le engañó.
Citar al chófer y la secretaria particular cuando se ha formado parte de lo que sin tapujos se puede definir, no ya como una banda de gansters (que también), sino de un ambiente putrefacto donde inspectores, asesores fiscales, abogados y hasta jueces se dedican a extorsionar, es muy peligroso. Por muy aleccionados y afectos que uno se convenza que los tiene, consciente o inconscientemente, pueden traicionarle.
Por lo visto se trataba de centrar la importancia del desaparecido AGUIAR. El chofer, que tras la ritual advertencia de la Presidente sobre la obligación de contestar la verdad bajo pena incluso de cárcel, el perjurio, inició la tanda de respuestas contestando que Folchi le había llamado tras años de jubilado para avisarle de su comparecencia. No convenció de que recordara que hacía VEINTE AÑOS recogía en el aeropuerto a Aguiar para trasladarlo al despacho de Folchi o a la coctelería IDEAL (cuartel general del clan De la Rosa). Dos o tres veces, o cuatro o cinco. El fiscal, creando la duda sobre que se tratara de Aguiar, recordando su nombre, cuando habitualmente trasladaba clientes o compromisos del despacho, tuvo suficiente.
En cuanto a la secretaria, no se saldría de rositas, ni le permitirían ajustarse al guión que evidentemente le marcó su ex jefe. 1977 se inicia en el despacho DE SOPORTE político de Folchi, que rápidamente se ampliaría para alcanzar varias plantas del edificio, pasando de la Política a los “negocios” de asesoría fiscal. Amplió las citas con Aguiar, que tan bien recordaba el chófer, a las cafeterías FARGA y MAURI (lugares preferidos por el Juez Luis Pascual Estevill y su corte), negó que ella conociera al acusado Huguet, y remarcando una situación de dependencia aseguró que tanto Huguet como Javier de la Rosa jamás fueron al despacho sino que su jefe se trasladaba a Hacienda o al de De la Rosa.
Trabalenguas con quien iba y venía del bufete, situada en la planta superior solo sabía de las visitas directas a su jefe. Dudas y desmemoria a las preguntas sobre Eduardo Bueno de IBUSA, Núñez y Navarro, o quien ordenara la inspección fiscal al propio Folchi y bufete, que dijo, tanto preocupó. Afirmaciones como que, aun siendo su jefe el indiscutido dueño, los asuntos fiscales de los clientes los atendían y decidían sus socios colaboradores, Folch y Calderón. Que las idas y venidas de AGUIAR desde Madrid, o de los demás componentes del círculo, y lugares de encuentro, las decidían entre secretarias… Total, se complicó la vida, y nunca mejor dicho… hasta el no va más sobre quien llevaba las cuentas bancarias personales de su jefe, y concretamente las suizas.
El “si pero no” acabó mal. Al terminar la larga declaración con preguntas del abogado de su jefe, el abogado de De la Rosa, el fiscal, el del Estado y la propia Presidente, se le ordenó ir a secretaría con su DNI, para tras ser evaluada por el forense su capacidad de memoria, se determinaría su responsabilidad (perjurio) por las evidentes dirigidas y torticeras respuestas.
Y yo, llevando el ascua a mi sardina (con también chofer del Consorcio manipulado) comparaba a Aguiar con el desaparecido, abogado del Estado y padre de Javier, Antonio de la Rosa ¡que nunca desapareció, y que hasta su muerte se falseó!... y me imaginaba que aquel conjunto de primeros espadas del Derecho, socios o de la escuela de Juan Piqué Vidal, bien pudieran falsificar una CIUDADANÍA BRITÁNICA y crear un culpable o cerebro “huido”, al que además no le “complicarán la vida” por no comparecer.



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